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Mostrando entradas de 2013

Ítaca, nuestra Ítaca...

Hace pocos días, en un acto de fin de curso, una compañera docente leyó un bellísimo poema de Constantino Cavafis para despedir a los jovencísimos egresados de la escuela. Versos conocidos hace muchos años gracias otra maestra que, tal vez -¿cúando lo sabremos?- haya conocido su Ítaca...     Ítaca Cuando emprendas tu viaje a Ítaca pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias. No temas a los lestrigones ni a los cíclopes, ni al colérico Poseidón, seres tales jamás hallarás en tu camino, si tu pensar es elevado , si selecta es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. Ni los lestrigones ni a los cíclopes, ni al fiero Poseidón encontrarás, si no los llevas dentro de tu alma, si tu alma no los coloca ante ti. Desea que sea largo el camino. Que sean muchas las mañanas estivales en que con qué alegría, con qué gozo arribes a puertos nunca antes vistos, deténte en los emporios de Fenicia, y adquiere mercancías preciosas, n

Martinas y vientos

Infectada por fuertes vientos de derrotas y lágrimas salió crepitando en la tarde en busca de un sol / anhelo de primaveras perdidas jacarandá en colores / Martina / muñeca de trapos / canciones de un viejo amor.  

Malena

El ruido del agua en la ducha no lo dejaba escuchar bien. Monopolio, poder… algunas palabras sueltas alcanzaban a escaparse del cuarto de baño y llegar hasta Martín que esperaba recostado en un sillón de cuero negro. El living era pequeño y estaba pegado al baño. La puerta de la cocina abierta y por allí se escapaban los ruidos del viejo calefón. ¿Me escuchaste? ¿Qué pensás? Escuchó con más claridad y alcanzó a ver la cabeza de Malena envuelta en un toallón blanco asomando por la puerta entreabierta del baño. No, no mucho… titubeó Martín   y se acomodó en el sillón sintiéndose sorprendido por su aparición repentina y por la forma. No, discúlpame, no escuché bien por el agua, el ruido del calefón… Bueno , dijo Malena y abrió más la puerta. Se la veía casi por completo como se secaba el pelo. Tenía otro toallón blanco atado al cuerpo por debajo de los hombros que le llegaba hasta las rodillas. Una nube de vapor salió del baño acompañando un vaho de hierbas y frutas silvestres

Memorias del futuro

Informe de Situación memorias del futuro ¿Qué creéis que vi? Pues al Excelentísimo Protector de la mitad del Nuevo Mundo, sentado en un cráneo de novillo, junto al fogón encendido en el piso del rancho, comiendo carne de un asador y bebiendo ginebra en guampa!... Tenía alrededor de 1500 secuaces andrajosos en su campamento, que actuaban en la doble capacidad de infantes y jinetes. J.P y G. P Robertson, Cartas del Paraguay.   Informe de situación interna; Tumbaya, 1° primavera del año III. En mi carácter de jefe de operaciones de la Región II del NOA, informo al Estado Mayor que la situación en la región que me ha sido asignada es altamente delicada. Los movimientos del denominado “Pelotón Manuel Ugarte” perteneciente al Movimiento Artiguista de Liberación Latinoamericana (MALL) han ido en aumento en las últimas semanas. Según informes de inteligencia locales, en los últimos días se han registrado la llegada de nuevos miembros proveni

Vientos de uno mismo

La lluvia del tiempo decanta en silencio barriendo recuerdos /presentes de lo que fuimos/ en los rincones del cuerpo. Los barre Y los amontona de a poco, de a poco hasta llenarnos de ellos. Y entonces de nuevo esperamos la fuga, la lluvia y esos vientos de antaño que arremolinan dolores llevándolos lejos, lejos.

Deseos

Quizás, algún día despierte y sienta en el aire tibio del cuarto un suave olor a café recién hecho. Quizás mire, sin querer a mi lado, y encuentre las sábanas levemente revueltas y el perfume en el aire señale la presencia de otro cuerpo. Y una extraña sensación se apodere de mí y me turbe mientras busque entre las sábanas y el piso la gomita del pelo y una remera. Saldré de la habitación siguiendo un aroma y descubriré el misterio. Entonces, se acercará sonriente con una taza humeante entre sus manos, sus largas piernas y los pies desnudos me traerán el calor de su boca, sensiblemente desconocida; y sin embargo seré feliz, inmensamente feliz…

El gran hermano...

Salió del ascensor hundido en el tiempo de sus pensamientos; y recién regresó al presente cuando un guardia le pidió la credencial para poder ingresar. Se frenó adusto y tardó una fracción de segundo en comprender. Luego pidió disculpas mostrando el permiso y relajó las facciones del rostro. Al atravesar la línea de seguridad –le habían acercado un detector de metales y escaneado la mochila- se encontró de pronto con una pequeña sala ovoidal de la cual salían tres   angostos pasillos. No recordó por qué estaba ahí. Una vaga sensación de incomodidad comenzó a recorrerle el cuerpo. Respiró un par de veces buscando relajarse y antes que decidiera el camino a seguir, una mujer vino a su encuentro desde uno de los extremos. Buen día, sonrió la muchacha, lo estábamos esperando. Buen día, respondió él y permaneció en silencio tratando de reconocer a esa mujer que le sonreía con familiaridad. Sígame, vamos a la oficina central. ¿Cómo lo trató la tormenta? Porque ha dificultado la

Patria Grande Latinoamericana

“Si la América del Norte hubiera aceptado la dispersión de sus fragmentos para formar repúblicas independientes, si Georgia, Maryland, Rhode Island, Nueva York, Nueva Jersey y los restantes estados se hubieran erigidos en naciones autónomas, ¿comprobaríamos acaso el progreso increíble que es lo distintivo de los yanquis?  La expansión va perdiendo su viejo carácter militar. Las naciones que quieren superar a otras envían hoy a la comarca codiciada sus soldados en forma de mercancías. Conquistan por la exportación. Subyugan por los capitales. Y la pólvora más eficaz parecen ser los productos de toda especie que los pueblos en pleno progreso desparraman sobre los otros, imponiendo el vasallaje del consumo. México ha perdido varias provincias. Cuba se ahoga bajo un protectorado doloroso. Las aduanas de Santo Domingo no existen. El canal absorbe a la América Central. El dinero estrangula a las repúblicas más pequeñas. Y nadie sabe ante que río o montaña se detendrá el avance d

Manuel Ugarte

El talento, lejos de ser un fenómeno individual, es un fenómeno social. En un hombre se condensa un momento de las colectividades. Por uno de los poros humanos surge la savia del conjunto. Con ayuda de un cerebro se exterioriza un gesto colectivo. El pensador y el artista no son más que el producto de la ebullición común, como la flor es un brote de la vitalidad de la tierra. Si pierde contacto con el jugo que la nutre, se marchita. Su fuerza es verdaderamente eficaz puesta al servicio del elemento que la engendró. Las nuevas tendencias literarias, 1908.

Agustina

Obra de Martin Di Girolamo  Sí, se llamaba Agustina, y a él le gustó recordar el mediodía en el que se cruzaron en el colectivo. Le gustó recordar su sonrisa y el desenfado con el que se movía y preguntaba al chofer por la dirección de un hospital. Habían cruzado las miradas unos cuantos segundos cuando él acercó la tarjeta a la máquina de boletos. Había gente en el colectivo y entonces tuvo que pasar cerca, muy cerca, mirándola. Ella mantuvo la vista. Después, él se sentó y la contempló abiertamente durante un par de cuadras. Ella, de a ratos, hasta que encontró un asiento y se puso a leer un libro de cuentos, Cortázar. A él, eso le encantó. El colectivo fue vaciándose y cuando estaban cerca de la parada de él, el colectivero le avisó a ella que allí debía bajarse. Bajaron juntos y mientras esperaban que el colectivo terminara de pasar, él le preguntó a dónde iba. Al hospital , respondió quitándose los lentes. Te acompaño si querés, vivo acá nomás… Bueno. Agusti

Hugo Chávez Frías

Llevaremos también tu nombre como bandera a la victoria ¡Hasta la victoria siempre, Comandante!

El agua y los días

Han pasado días difíciles –piensa Martín- mientras hace una pausa en su lectura. Deja el libro a un lado, abierto y coloca encima, a modo de un improvisado señalador, su teléfono celular. Ha vuelto a leer con calma, a comprender el significado profundo de las frases y no a repetir el sonido de las palabras en su cabeza. Se acomoda y se hamaca en su sillón, piensa en estas palabras: han pasado días difíciles… Y piensa en la primer letra, en la hache, como si fuera una pequeña nube de vapor que antecede a la palabra, a la idea que le sigue.      Días difíciles… repite y se levanta a controlar el agua que ha comenzado a barruntar en la pava. Prepara la yerba en la calabaza y elige algún yuyo. Vuelve a la mesa, al sillón y piensa en la pelea, en sus ojos de parpados hinchados, los insultos, en su cuerpo, en su vientre, el enojo incontrolable y sus labios, sus dientes, su pelo…  

Cosas que pasan en verano...

El primer día estuvo muy bueno. Armamos la carpa, fuimos al centro y los chicos conocieron a sus primeros amigos. El segundo día, mejor aún. Nos despertamos con el sol dentro de la carpa a eso de las ocho. Hicimos un poco de fiaca y nos levantamos a preparar el desayuno. Después, cuando llegó el bañero y habilitó la pileta, corrimos a zambullirnos en el frío de la mañana. Sin embargo, cuando menos lo esperábamos, el cielo se cubrió de nubes. Un zumbido extraño cayó de golpe sobre los desprevenidos bañistas que estábamos asoleándonos al borde de la pileta y empuñando un toallón alcancé a mantenerme a salvo de unos extraños y hostiles insectos voladores. Los chicos gritaban y los más pequeños habían comenzado a llorar. Algunas mujeres también. No habíamos terminado de recuperarnos de los insectos y sus pequeños y dolorosos tarascones cuando el bañista, que apretaba una toalla contra uno de sus brazos ensangrentados, comenzó a saltar como un mono gritando para que saliéramos rápido