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Mostrando entradas de abril, 2021

El Indio y la libertad, mensaje en una botella

  Anoche estuve algo más tres horas pegado a la computadora, metiendo códigos y actualizando una y otra vez las páginas… No soy una persona ducha en las nuevas tecnologías y para mí no dejan de ser una herramienta. Por lo tanto, me privo de muchas cosas y me salvo de muchas más. Finalmente y entre bromas y burlas de mis hijos ante mi ansiedad, desconcierto y miedo de hacer algo mal y no poder ver al Indio –porque como muchos de los grandes que estábamos frente a la pantalla anhelábamos con profundo amor su presencia y conjuramos contra el avance de la enfermedad- sabíamos porque él nos enseñó que “todo es edición” y sin embargo queríamos verlo, escucharlo. Finalmente y luego de repetir en la virtualidad los desbordes y apretujamientos de toda marea ricotera aparecieron Los fundamentalistas y dieron un show impecable. Mucho mejor que el streaming anterior y se hizo el pequeño milagro, “el detalle de hoy”. Apareció, con la elegancia rocker de siempre. Único, infinito. Tuve que disimula

El ojo de la noche y otros microrrelatos...

  El ojo de la noche Sintió el golpe punzante, súbito y un fuerte ardor en el dorso de la mano la despertó. Encendió el velador y contempló azorada la sangre que manaba de la herida. Se apretó fuerte con la mano sana sin poder creer que su gato la atacara así, en medio de la noche y sin sentido. Gato de porquería, la frase acompañó a un insulto en voz baja y lo buscó en los sillones del cuarto. No estaba. Tampoco debajo de la cama. La mano le ardía y buscó un pañuelo en la mesa de luz. Miró la llaga abierta de casi cinco centímetros y no podía creerlo. Se distrajo un segundo en la ventana entreabierta. Un chorro de luz bajaba desde la luna. ¿Dónde se habrá metido el gato? Pensó. La herida latía con fuerza en la mano. La sangre humedecía el pañuelo.   Abrió la puerta y buscó al gato en el pasillo. Tampoco estaba. Encendió una a una las luces del departamento y mientras se ataba el pañuelo alrededor de la herida, lo encontró en la cocina, durmiendo profundamente. Castigo Le prohibi

Microrrelatos, una introducción (brevísima)

La construcción de un relato ficcional es comparable a la labor de un artesano. Su paciencia y esfuerzo durante el tiempo de trabajo producen efectos duraderos. (...) Los textos revelan una porción del universo que tienen su propio sentido; muestran una situación, un lugar, unos personajes que merecen ser destacados allí porque son sorprendentes, insólitos o todo lo contrario: son tan típicos que ponen en evidencia rasgos de la naturaleza humana o desnudan conductas sociales. En sus comienzos las formas breves se desprendieron de narraciones extensas. Así se pueden rastrear algunos microrrelatos en los clásicos griegos: Homero contó episodios protagonizados por Ulises que se divulgaron luego de manera autónoma. Después, los cantares de gesta y las novelas de caballerías relataron aventuras de sus héroes que los trovadores y juglares cantaban en plazas y tabernas. Así surgieron los romances que referían a un suceso que en pocos versos eran fáciles de memorizar. Todos estos relatos sobre