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Mostrando entradas de septiembre, 2014

Sueño con Anaïs Nin

Había esperado tanto el momento que ahora que estaba allí y la tenía frente a él, no sabía cómo proceder. Había alucinado, había imaginado mil formas distintas el momento en que por fin la   miraría a los ojos y la besaría, sí la besaría. Y justo en el instante en que posaría su boca sobre la de ella pondría su mano en su cintura –imaginó una y mil veces el instante- y deslizaría sus dedos por debajo de la ropa, hasta su piel, hacia el elástico de su bombacha y tiraría de él suave pero seguro hacia arriba para que la pequeña prenda se clavara en su anatomía. Para eso, pensaba, tendrían que estar a solas. Había soñado con eso tantas veces… Y entonces imaginaba la humedad pasando del cuerpo a la prenda. Imaginaba un leve escalofrío y la piel de la cola erizada. Después, pensó y soñó mil veces, la tomaría con la otra mano del culo y sin dejar de besarla, la traería hacia él, hacia su bulto que estaría latiendo en todo su esplendor. Sí, había soñado despierto y dormido. Una, die