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Mostrando entradas de agosto, 2010

Un asunto

¿A dónde te has metido? Me preguntó de golpe sin haberme saludado. ¿En dónde estuviste todo este tiempo, eh? ¿Leyendo libritos… haciéndote el tonto? Contestá, eh. ¿O caso te olvidaste que tenemos un asunto? ¡No!, ¡no! Alcancé a responder mientras esquivaba el mamporro que me tiró por la cabeza. No, no me olvidé del asunto, dije, mintiéndole porque me había olvidado por completo del asunto aquel. Entonces, le avisaste al amigo tuyo. A ese que tenés. ¿Le dijiste o no le dijiste de nuestro asunto? No, no… ¿No hablaste con el pibe ese? Pero… ¿dónde cuernos te metiste, nene? ¿Otra vez andás con los libritos y los papelitos que escribís a escondida? Si fuera tu viejo… si fuera tu viejo no sabés el mamporro que te metía… y ahí le esquivé un voleo de izquierda mientras me cubría con página 12 la cabeza. ¿Seguís leyendo esas cosas, vos…? Hablé con Martín, lo interrumpí con brusquedad para imponer autoridad y doblé el diario bajo el sobaco. Hablé el otro día pero aún no pudimos juntarnos. Por lo