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Mostrando entradas de julio, 2010

Otra de Sarlo y van...

Alcanzo a leer la primera oración –porque me avisan, me piden que lea “la nota de opinión” que salió en el pequeño diario argentino- y no puedo dejar de levantar la vista del monitor. Se volvió gagá, dice Rilli mirando la pantalla por sobre mi hombro. Se volvió gagá, no hay más dudas, repite palmeándome el hombro. ¿Cuándo dijo la última frase inteligente? Antes de bajar las persianas de punto de vista… ¿o ya patinaba? Mercenario, según el pequeño larousse ilustrado, que se hace por dinero: trabajo mercenario// Que hace pagar sus servicios: soldado mercenario, dice golpeando el libraco con su mano. Que está cerquita de mentecatería… ¿Cómo? Pregunto dándome vuelta. Que está justito en la columna de al lado. Están en paralelo, en el broli. Parece mentira… Y era revolucionaria… Eso dicen… Y nos hacía pensar, era crítica del poder… Pero no pudo. Todo por salir en viva… No, ¿vos creés? Se va juntar con La grande a almorzar un día de éstos. (…) ¿Tenés algo de Bioy? Me agarró ganas de leer la

Otra vez, como ayer

Acercarse a una cancha de fútbol durante una noche minutos antes de un partido es algo maravilloso: desde lejos las luces que desprende el estadio la envuelven en un halo mágico y del centro mismo emana la voz del estadio anunciando jugadores y números; mientras que las tribunas dialogan una historia llena de mitos y leyendas. En las puertas cientos de personas se arremolinan bajo una lluvia de papelitos que se escapan de las tribunas a las calles. Ayer volví a ser chico de nuevo. Aturdido por la fiebre apagué el televisor finalizando el primer tiempo de Huracán – Independiente y luego de unos minutos de zozobra pude concentrarme en el canto de las tribunas. Vivo a tres cuadras del Ducó, el Palacio, apenas cincuenta metros más lejos que cuando niño. Y ayer, como entonces, cuando por algún extraño motivo no me dejaban ir a la cancha, armé el partido en mi cabeza con los sonidos que viajaban de la misma. Como un Ulises del arrabal porteño quedé nuevamente prendido al canto de las tribuna