Ahí está otra vez. Caminando de un lado para el otro, como si estuviera loco. Miralo, ¿vez? Otra vez esa angustia recorriéndole el cuerpo, anudándosele en la garganta y la saliva que le cuesta bajar… la aceleración del corazón y ese golpeteo constante que asusta tanto como la posibilidad de que deje de hacerlo. Así está Martin, otra vez, como asustado. Y en un instante de lucidez piensa que ya está grande para estas cosas, para estos desvelos en la noche… que son berretines de pendejo, piensa y sonríe. Respira y vuelve a intentarlo, cuenta hasta seis y suelta lentamente el aire. Cierra los ojos e insiste porque mañana hay que ir a trabajar y ya cuesta el doble hacerlo sin dormir. Y sin embargo, ahí está, ¿lo ves? Dando vueltas en la cama, yendo y viniendo por la pieza, oliendo la almohada vacía, las sábanas. Persiguiendo los rastros de un perfume que no sabe si ha de volver.
Bitácora de Carlos A. Ricciardelli // palabras/imágenes/arte -desde este lado del mundo.