1
Bajo
mi piel se acumulan los días malgastados, los días heroicos y aquellos pícaros que
arrancan sonrisas y abren diálogos en las madrugadas. Bajo la piel se acumulan
historias que van creciendo con los años. Se alimentan de nosotros, de nuestras
entrañas como los parásitos de los sueños y crecen, crecen...
¿Sentís?
¿Escuchás?
¿Escuchás
cómo raspan?
Era
como las olas en verano,
dijo
mirándome a los ojos.
Hizo
una pausa, le dio un trago a su botella y continuó:
La
deseaba con intensidad, con la piel ardiente
y
la furia en los ojos.
Después,
vino el escozor,
el
asombro en la piel,
las
huellas de sal a lo largo del cuerpo.
Casi,
casi como en una larga jornada de amor.
3
Apenas pude mirarte a la cara y cuando le di otro trago a la botella buscando aflojar ese nudo que tenía en la garganta para intentar hablar, decirte algo,
Martín
apretó el acelerador.
Quedé
duro, viendo como te alejabas, clavada en la esquina en medio de la madrugada.
4
Perdí
las botellas con las que acomodaba el tiempo
¿Sabés?
Y
ahora grito como un condenado
y
nadie responde, nadie.
¿Quedaron
en tu casa? ¿Arrumbadas al lado de la cocina?
Las
noches corren con la velocidad de las tormentas
que
aúllan y
los
lobos se desprenden de las lluvias
en
busca de sangre.
Manadas
de lobos sobre el asfalto
y
grito,
grito
como un endemoniado
buscando
las botellas que perdí en el naufragio.
Comentarios
Publicar un comentario