Pudo
ser la música.
Los
acordes de una guitarra saliendo del televisor en medio de la noche o las
cervezas que fuimos acumulando entre charlas y risas.
Un
porro, tal vez.
Un
brindis en copas nuevas.
Un
vino espeso y rojo como la sangre.
Quizás,
hayan sido los pasos de baile improvisados
o
las ganas de llorar.
Quién
sabe…
Porque
sin darnos cuenta hicimos renacer el milagro de lo posible
en
la mezcla de orígenes y devenires,
llenos
de marcas y dolores.
Quién
sabe…
Tal
vez, fueron las bocas y los besos / mezclamos lágrimas y olores
durante todo un fin de semana.
¿Después?
Después,
fueron
las flores del campo, silvestres y un viaje a Devoto; un libro, las lecturas en
voz alta, un gallo en tu piel.
Fueron
los gatos en tu cama,
la
noche y las palabras,
un
dibujo, una estrella roja
y
la promesa
de
una molotov en la piel.
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