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Hay que comenzar la tarea...

Entre las carpetas y los papeles encontrados en la mudanza, aparecieron un puñado de poesías un tanto viejas. Me llamó la atención la siguiente, espero que les guste.

Hay que comenzar la tarea,
arbitraria y cotidiana de continuar la vida
de malgastar los zapatos haciendo una huella destinada al olvido.
Comenzar, encendiendo la hornalla y refregarse los ojos ante el frío de la
mañana,
elegir un mate y volcar la yerba, acercar la nariz a la tibieza del vapor que trepa
sobre la espuma.
Volver después, y caminar entre el perfume y el calor de tu ausencia,
tus libros, tus papeles sobre la mesa de siempre
la presencia austera y tibia de los recuerdos que se intercalan tímidos entre los
hechos recientes aumentando la dicha
exacerbando mi confusión.
Apoyar las manos sobre la tabla de la mesa, sentir los golpes, las imperfecciones, los machucones bajo mis dedos
acariciar las esquinas, redondas por el tiempo y el uso, descubrir nuevas marcas y colores, manchas
manchas del cuerpo sobre esta madera que contuvo nuestro hambre y nuestra
sed, nuestras ansias, nuestra miel,
nuestro pan y el vino de cada día.

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