Y todo gracias a esa foto.
El domingo por la tarde vi la tapa del suplemento Radar y quedé hipnotizado. Conocía su nombre. Nunca la había visto. Nunca la había leído.
“¿Viste Pilar?
Esa cara aniñada… la ropa. Esa mirada y la pose, el cigarrillo en la mano… ¿distendida? ¿desenfadada?
¿Viste Pilar?
Me encanta.”
Y enseguida busqué el libro. Sabía que tenía un viejo tomo de literatura norteamericana escondido en el último estante de la biblioteca que hizo mi padre. Y allí estaba ella, contando historias tristes de perdedores, en pueblos perdidos a la orilla de la nada. Y un narrador exquisito que se mete en las historias y reflexiona sobre el amor y la soledad. Carson Mc Cullers, una perla trágica en los plantíos del sur norteamericano.
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