Un momento, contame un momento, de esos que te gustan, dijiste mientras te descalzabas y me besabas suave, muy suavemente el cuello.
¿Un momento? Balbuceé ante el escalofrío que nacía en tus labios y se disparaba veloz por mi cuerpo. Un momento…
En la penumbra de mi casa, recostado en el sillón, emborrachándome de a poco, escuchando a Sabina o a Ismael Serrano… mirando el lomo de los libros acumulados con el amor y la pasión de lo inútil… un momento, dulce borrachera… bonita, tan dulce como tus labios…
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