(Amor)
El
almuerzo había terminado cerrando una mañana complicada de mocos, llantos y
fiebre.
Alrededor de la mesa habían quedado restos de comida, pan y dos
cubiertos plásticos. En un canal de youtube
cantaba Calamaro y el hombre acabó su copa de vino. Después, se recostó sobre
el sillón de cuerina negro y lentamente se dejó ganar por el sueño de la tarde.
Rocío, comenzó a apilar los baldes multicolores y luego, se sentó en el piso a
darle de comer al oso, al negrito y a
la muñeca de las trenzas rosadas. Hablaba, cantaba
en su idioma al ritmo de la música de fondo.
El
hombre se entregaba al sueño, cuando sintió un manotazo sobre la pierna y
enseguida Rocío trepó sobre él. Un perfume dulzón se desprendió de sus rulos
negros y se acomodó sobre el pecho de su padre. Se llevó el pulgar a la boca y
comenzó a chuparlo. La tibieza de su cuerpo desprendía olores a comida, leche
y Jhonson &Jhonson…
Los
ruiditos del pecho, los mocos demoraban la entrada al paraíso hasta que al fin,
hamacados por la música, el sueño los venció.
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