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El Tiempo...

(Buenos Aires, fin de año; a punto de llover)
En un mundo donde no se puede medir el tiempo, no hay relojes, ni calendarios, ni citas definidas. Son los acontecimientos los que desencadenan otros acontecimientos, no la hora. Se empieza a edificar la casa cuando la piedra y la madera llegan al lugar de la construcción. La cantera de piedra comienza a entregar la piedra cuando el picapedrero necesita dinero… Hace mucho, antes del Gran Reloj, los cambios en los cuerpos celestes median el tiempo: el lento paso de las estrellas a través del cielo nocturno, el arco del Sol y la variación de la luz, la Luna creciente y menguante, las mareas, las estaciones. El tiempo también se medía por medio de los latidos del corazón, los ritmos de la somnolencia y el sueño, la recurrencia del hambre, los ciclos menstruales de las mujeres y la duración de la soledad.

Alan Lightman,
Los sueños de Einstein

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