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Encuentro



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Apareció de repente. Yo estaba en la mesa luchando con unas palabras que no se animaban a salir. Tenía los labios mal pintados de color azul y un corte de pelo que me hizo acordar a Uma Tuman. Me sonrió cuando me miró a los ojos. Me pareció muy chica, casi una niña.

¿Estás bien? Me dijo tan de pronto como su aparición. La miré.
¿Estás bien? ¿Dormiste poco o mucho?
Dormí bien, balbuceé.
¿Y qué soñaste?
No me acuerdo.
Yo sé lo que soñaste. Soñaste con elefantes y una mariposa monarca.

No me acuerdo, repetí y dejé de escribir lo que estaba garabateando en mi cuaderno.

Sí. Una mariposa monarca que era chiquitita, una oruga bebé. Y después creció hasta convertirse en una crisálida como la que tenemos con la señorita Mei en su esfera roja. Después se hacía una mariposa monarca que se escapaba por la trompa del elefante que estaba durmiendo con vos.
Es raro… pero no me acuerdo, insistí.
Pasa. Pasan en esas cosas.

Permanecí en silencio mirándola a los ojos como encandilado. De vez en cuando me sorprendía como movía las manos dibujando esferas en el aire. No sé cuanto duró, pero me pareció que caía la tarde, y el encuentro era lindo. Muy lindo.
Y después cuando estabas por despertarte, te pusiste a dibujar en inglés. Dibujaste mariposas y más elefantes. Todos en otro idioma.

Hicimos un pequeño silencio. Nos miramos.
Ahora me voy, dijo moviendo los hombros.
¿Vas a volver?

Me dijo qué sí moviendo la cabeza y desapareció.

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