Ir al contenido principal

Un Quijote de los arrabales. (Una lectura del Juguete Rabioso)


Al joven Silvio Astier se le trastocó la cabeza de tanto leer folletines de bandoleros y busca vidas. Tanto frecuentó la zapatería del viejo andaluz, en cuyas paredes aparecían pegados cromos multicolores de famosos malvivientes de ficción, que soñó con ser uno de ellos y así escaparle a la miseria que lo rodeaba.

                                              Resultado de imagen para roberto arlt

Las lecturas del Juguete Rabioso son múltiples y tal vez, interminables. Pero una de ellas es la que se nos revela a las pocas líneas y de la mano del mismo protagonista que afirma su fascinación por las lecturas  y entre otras las del Quijote de la Mancha. Es tan grande su fascinación por los libros y la lectura que admite querer ser como Rocambole y salir al mundo a resolver entuertos y enderezar entreveros.  Si el Quijote elige a un pobre campesino que lo secunde para todas sus aventuras, Silvio buscará en  Enrique y Lucio a sus secuaces de acción con los que fundara El club de los caballeros de la medianoche. Los triunfos futuros que sueña el Quijote serán dedicados a su amor imaginado, la bella Dulcinea del Toboso. Mientras que Silvio sueña con gastar el dinero fácil, ganado en la aventura del delito en “cocots” en las soñadas noches de lujos de una vida dulce y hermosa que nunca llega.

Pero hasta ahí los paralelos, las abundantes y febriles lecturas (tanto el Quijote como Silvio gastan sus dineros en libros de aventuras) secan los cerebelos de ambos y los largan al mundo a desplegar sus propias aventuras. Uno, buscando el bien y unos ideales conocidos en la literatura. El otro, el método o la forma de ganar plata fácil sin la vergüenza del trabajo para salir de la miseria.

Dos mundos, dos historias nacidas al calor de febriles lecturas y el desencanto por un mundo hostil, objeto de modificación a través de la acción y la aventura.   


Sobre El juguete rabioso de Roberto Arlt
(Publicado en el N° 1 de Lectura, creatividad y crítica. Publicación del CEN El Jauretche) 


Comentarios

Entradas populares de este blog

"No me interesa el arte o la literatura para pocos" // entrevista del suple Fractura de la Agencia Paco Urondo.

Carlos A. Ricciardelli nació en la ciudad de Buenos Aires en 1973. Es docente y autor de varios libros de ficción, entre ellos:  Piedras contra un vidrio  (1998),  Las recónditas ganas de quedarme aquí  (2014),  Fiebre  (2020) y la antología de relatos prehistóricos  El quinto elemento  ( 2 016). Su último libro de relatos es  Rabia  (2022), de la colección Tinieblas de  Clara Beter ediciones .  Rabia  tiene 11 relatos breves y crueles con escenarios en la periferia de la ciudad: los alrededores del Riachuelo, los conventillos, el barrio de Pompeya, los pasillos de la villa, las canchitas. También hay un pueblo del norte en la montaña y la ciudad de Goya, en Corrientes, a orillas del Paraná. Los personajes en su mayoría viven en la marginalidad y hay uno recurrente, Martín Rilli, que también aparecía en el libro  Fiebre . El clima es muchas veces opresivo dado por las escenas de violencia, en esa “ciudad infernal de cuerpos dolidos”. Las imágenes y lo sensorial impregnan textos como “O

Tiempos de perros

¿Nunca una novia, nunca una amiga? dijo Don Braulio con una sonrisa. Siempre solo… No es bueno trabajar tanto, continuó ante el silencio de Tadeo que no supo que responder. El joven estaba incómodo y sorprendido. El viejo percibió el malestar, la incomodidad que había generado y cambió de tema. Espéreme un minuto. No se vaya que le compré algo le dijo palmeándole el hombro. Tadeo sonrió y metió las manos en los bolsillos del pantalón. Esperó. Acá le traje. No es mucho pero bueno, es por la paciencia que me tiene. No es nada, Don. No se preocupe, agradeció Tadeo y se despidió con otra sonrisa. Tadeo no hablaba mucho. Apenas saludaba a los vecinos y parecía siempre ensimismado. No sabíamos mucho de él: salía temprano, antes del amanecer y regresaba pasado el mediodía. Algunas tardes lo vimos salir a hacer las compras. Con el único que se paraba a conversar era con el viejo de la esquina y luego, enseguida a su casa. Cuando llegó el sábado, alrededor del mediodía, el calor era in

Heráclito de Efeso

Heráclito de Éfeso Jorge Luís Borges Heráclito camina por la tarde De Éfeso. La tarde lo ha dejado, Sin que su voluntad lo decidiera, En el margen de un río silencioso Cuyo destino y cuyo nombre ignora, Hay un Jano de piedra y unos álamos. Se mira en el espejo fugitivo Y descubre y trabaja la sentencia Que las generaciones de los hombres No dejarán caer. Su voz declara: “Nadie baja dos veces a las aguas Del mismo río” . Se detiene. Siente Con el asombro de un horror sagrado Que él también es un río y una fuga. Quiere recuperar esa mañana Y su noche y la víspera. No puede. Repite la sentencia. La ve impresa En futuros y claros caracteres En una página de Burnet. Heráclito no sabe griego. Jano, Dios de las puertas, es un dios latino. Heráclito no tiene ayer ni ahora. Es un mero artificio que ha soñado Un hombre gris a orillas del Red Cedar, Un hombre que entreteje endecasílabos Para no pensar tanto en Buenos Aires Y en los rostro