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Sábado 3 de octubre

(Amor)


El almuerzo había terminado cerrando una mañana complicada de mocos, llantos y fiebre. 

Alrededor de la mesa habían quedado restos de comida, pan y dos cubiertos plásticos. En un canal de youtube cantaba Calamaro y el hombre acabó su copa de vino. Después, se recostó sobre el sillón de cuerina negro y lentamente se dejó ganar por el sueño de la tarde. Rocío, comenzó a apilar los baldes multicolores y luego, se sentó en el piso a darle de comer al oso, al negrito y a la muñeca de las trenzas rosadas. Hablaba, cantaba en su idioma al ritmo de la música de fondo.

El hombre se entregaba al sueño, cuando sintió un manotazo sobre la pierna y enseguida Rocío trepó sobre él. Un perfume dulzón se desprendió de sus rulos negros y se acomodó sobre el pecho de su padre. Se llevó el pulgar a la boca y comenzó a chuparlo. La tibieza de su cuerpo desprendía olores a comida, leche y Jhonson &Jhonson… 


Los ruiditos del pecho, los mocos demoraban la entrada al paraíso hasta que al fin, hamacados por la música, el sueño los venció. 

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