Hace poco, por obra del azar y de algo parecido al aburrimiento, me puse a acomodar papeles y libros que había usado para un antiguo trabajo. La tarea me atrapó por completo y me detuve en detalles, marcas y subrayados y –siempre sucede lo mismo- no pude terminar lo iniciado. La suerte me llevó a encontrar un libro de Manuel Ugarte. En el prefacio a Mi campaña Hispanoamericana (1922) hallé una magnífica clase sobre el quehacer de la diplomacia internacional. En aquellos años –primera década del siglo XX- la elite por entonces gobernante y sus órganos de difusión sostenían –como hoy, como siempre- la imposibilidad e inconveniencia de malquistarse con los EEUU. Entonces, en el prefacio Manuel Ugarte explica, les explica a los doctos liberales, “lo que precisamente caracteriza la acción diplomática es la posibilidad de disentir sin chocar y de obtener ventajas o disminuir las del adversario sin utilizar un gramo de pólvora, manejando la sutileza, el razonamiento, el in...
Bitácora de Carlos A. Ricciardelli // palabras/imágenes/arte -desde este lado del mundo.