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Búfalos




    Martín soñó con extrañas bestias doradas. Pequeñas manadas surcando praderas extensas, lagunas y pastizales. Búfalos jóvenes de melena espesa trajinando campos y helados inviernos.

  
   Algunos kilómetros hacia el oeste, Nehuén albergó durante noches enteras a resplandecientes bisontes apareándose en las orillas del Mississippi. Desgarrando la noche en roncos bufidos, en sueños distintos, lejanos.

 

            Nehuén y Martín no se conocen. Sin embargo el sueño se vuelve espeso, recurrente. Se expanden las bestias en sus cuerpos como en enormes praderas y sudan en las noches olores lejanos, salvajes.

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