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El agua y los días


Han pasado días difíciles –piensa Martín- mientras hace una pausa en su lectura. Deja el libro a un lado, abierto y coloca encima, a modo de un improvisado señalador, su teléfono celular. Ha vuelto a leer con calma, a comprender el significado profundo de las frases y no a repetir el sonido de las palabras en su cabeza. Se acomoda y se hamaca en su sillón, piensa en estas palabras: han pasado días difíciles… Y piensa en la primer letra, en la hache, como si fuera una pequeña nube de vapor que antecede a la palabra, a la idea que le sigue.    

Días difíciles… repite y se levanta a controlar el agua que ha comenzado a barruntar en la pava. Prepara la yerba en la calabaza y elige algún yuyo. Vuelve a la mesa, al sillón y piensa en la pelea, en sus ojos de parpados hinchados, los insultos, en su cuerpo, en su vientre, el enojo incontrolable y sus labios, sus dientes, su pelo…

 

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