
Siempre escuchaban al Indio en youtube, pero aquella tarde Martin había llevado el unplugged de Nirvana en medio de unos papeles y libros por corregir. Por suerte la compu estaba enterita, y en segundos Cobain desparramaba su belleza por todo el cuarto.
Fue entonces cuando, se escuchaban los primeros aplausos, las pesadas nubes comenzaron a cubrir el cielo de diciembre. Ella se acercó a la baranda del balcón americano y encendió un porro con la yerba que había triturado instantes antes en su nuevo picachu.
Sí, picachu se llama, había dicho ante la pregunta apenas pronunciada.
Ahora fumaba de espaldas a él, de frente a las nubes y al viento que raspaba las hojas de un árbol contra una pared, que llenaba su pelo de hojas y de vientos de nueva estación.
Ahora fumaba y el olor dulzón comenzaba a llenar el aire. Entonces él abandonó el sillón y fue tras ella. Se arqueó suavemente al sentir su presencia besándole el cuello.
-No te voy a dar.
-Me gustás- murmuró mientras bajaba por su espalda, enredándose en su pelo.
-Me gustás- repitió, deteniéndose en su cintura, bajando con su lengua hasta la humedad más profunda.
Fue entonces cuando el cielo se agitó y estallaron las primeras lluvias. Hubo una confusión de ruidos, suspiros y olores, hasta que el viento y las ganas hicieron lo suyo.
Después, volvieron la calma, los besos y el mate.
Cobain finalizaba los últimos acordes de All Apologies.
Son cosas que pasan por quedarse a solas
ResponderEliminarsiempre que escucho el unplugged de Nirvana me acuerdo y te leo, sabés?
ResponderEliminary lo sigo disfrutando, como la primera vez que lo leí...abrazo grande.
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